domingo, 27 de octubre de 2013

Desidia ferroviaria en Argentina

¿Un tren conducido por trabajadores que mata trabajadores? 




Luego del nuevo choque en el Sarmiento el sábado 19, el gobierno anunció que a partir del jueves 24 de octubre toma el control operativo de la línea mediante la SOFSE, un ente estatal creado en 2008 sin objetivos claros. Esto se contradice con la tolerancia que tuvieron, mediante Jaime, Schiavi y Luna, entre otros funcionarios, de la situación de decadencia en la que hundieron al Sarmiento los Cirigliano (TBA) desde 1995 y luego UGOMS (Metrovías y Grupo EMEPA) en el último año, luego del crimen social de febrero de 2012 que dejó el saldo de 51 muertos en Once.

Las medidas, además de ser parte de un cálculo electoral, van en el mismo sentido de las declaraciones del ministro Randazzo en los últimos meses: culpar a los trabajadores de las fallas en el sistema ferroviario para dividir a los trabajadores de los usuarios. 

Randazzo cuestionó a UGOMS y a las empresas pero por no ser más estrictos en el control a los trabajadores. Ni mencionó la casi nula inversión y el robo descarado de subsidios que se apropiaron durante años, verdadera causa del estado desastroso en el que se encuentra la red ferroviaria en general y el Sarmiento en particular.

Desde el mismo sábado 19, el día del "accidente", tanto el gobierno nacional y sus medios afines (C5N, AN24, el diario Crónica, ni hablar de “678”) como medios opositores como “la corpo” Clarín-TN o La Nación, se esmeraron en apuntar al maquinista del tren Chapa 5, Julio Benítez, como el principal responsable. La campaña antiobrera de acusaciones contra los ferroviarios, encabezada por Randazzo, y que alimentan y reproducen los medios de comunicación, es tan furiosa porque tiene el fin de disimular las responsabilidades del gobierno en materia de transporte ferroviario, que le caben también a gobiernos anteriores de la oposición patronal. Macri en el subte ataca con similar furia a los metrodelegados  para ocultar las graves falencias de sus inauguraciones apresuradas de estaciones en las que no existen elementales medidas de seguridad contra accidentes ni para usuarios ni para trabajadores.

Son décadas de destrucción y retroceso, miles de kilómetros de vías y puestos de trabajo liquidados. Como dicen en la declaración de la Agrupación Ferroviaria Naranja desde las Bases del sábado 19: “el Sarmiento circula con señales de 100 años de antigüedad", "no existe el sistema de frenado automático conocido como ATS, tecnología que existe desde hace más de 40 años y que jamás ha sido implementada. Esta vez pagamos con 80 heridos del pueblo trabajador los años de desidia, desinversión, robo descarado de subsidios y negociados en los que tanto las empresas que tienen o tuvieron la concesión (TBA, Metrovías, grupo EMEPA), como los funcionarios de turno y las burocracias sindicales cómplices estuvieron asociados. La revolución ferroviaria de Randazzo -que anunciaba cambios rotundos en 90 días- es una nueva estafa que pudo haber derivado en una tragedia aún peor a la sucedida”.

En el caso del maquinista Benítez llegaron al colmo de acusarlo de sabotaje. Más allá de que aún no están claros los factores que incidieron en el choque, éste se podía evitar con un sistema que detecta la velocidad con la que circula cada tren y lo detiene automáticamente si está excediendo el límite. Es inaudito que en pleno siglo XXI y a 20 meses del crimen social ocurrido en ese mismo andén 2 de Once, todavía no se haya implementado. Benítez es mostrado como un desequilibrado o un delincuente peligroso, al conjunto de los motorman como “irresponsables y vagos”, cuando los funcionarios y ex funcionarios como Jaime, Schiavi, Luna, los empresarios como los Cirigliano, Tasselli, y todos los verdaderos responsables del colapso ferroviario, se pasean impunemente por sus lujosos barrios privados.

A 20 meses del crimen social de febrero de 2012 en Once, los familiares de las víctimas señalan que la prometida “revolución ferroviaria” se trató sólo de "pintar vagones y colocar plasmas” y que el ministro Randazzo es "experto en tratar de deslindarse de lo que le toca en momentos trágicos". Y con gran lucidez, en el documento leído en el acto por los 20 meses de aquella fecha nefasta, expresaron que desde el gobierno “supondrán que hay brigadas suicidas de ferroviarios queriendo inmolarse arrastrando a la muerte a inocentes. Por unos pocos conductores malos, se cree que todos son malos, y eso es una mentira que genera una guerra entre trabajadores y usuarios”.



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